No quería hacer nada mal en mi primer día de trabajo, así que organicé todo mi puesto muy meticulosamente. Esa mañana temprano había ido al puerto a comprar pescado para luego venderlo, y también compré algunas herramientas y figuras decorativas para venderlas. Coloqué por orden todo lo que había comprado, y despues me situé detrás de mi puesto mientras mi perro Jake se sentaba a mi lado. Observé a la gente pasar de un lado a otro del mercado y le dije a Jake:
- Este será un día muy largo, verdad? - por toda respuesta obtuve un ladrido que lo significó todo para mi.