CAPITULOS DEL DETECTIVE DOC

Capitulo1

Curry Doc Kenshin el detective privado, se encuentra en su despacho, sentado en su silla con las piernas sobre la mesa, la gabardina colgada sobre el perchero junto a su sombrero. y una expresión pensativa propia de él.
De repente el teléfono suena, el detective da un respingo y lo coge diciendo

- hola aquí Doc... ¿quién llama?-

Se escucha una voz aguda tras el teléfono una voz claramente femenina... y preocupada. El hasta ahora inalterable rostro de Doc muestra una sensación de cierto placer, como si la noticia de un nuevo caso fuera en estos momento la mejor que le pudiesen dar.
Rápidamente se despide con un -hasta luego- de la joven, y raudo se acerca al perchero, se pone la gabardina y se coloca su sombrero en la cabeza aun sonriendo por la emoción. Antes de irse saca del cajón las llaves de su coche y las guarda en un bolsillo. una mujer cargada con papeles interrumpe en la habitación, abriendo la puerta del despacho.

-muy buenas- le saluda Curry contento

La mujer le contesto intentando mover la mano, pero debido al montón de papeles que tenía entre ellas tan solo pudo emitir un gruñido como saludo, se avergonzó y se escondió entre ellos para que no la viera ruborizarse. Cuando esta por fin los dejo en la estantería de aquel despacho, Doc a estaba en la calle introduciendo sus llave en el contacto de su flamante ford-mustang antiguo.
La chica miro como el coche cruzaba la esquina desde la ventana, dirigiéndose hacia los barrios bajos de la ciudad el llamado "Ghetto"

CAPITULO 2

Las calles adornadas con suciedad, prostitución y carteles con letras de neón no impresionaron al detective que siguió su camino entre aquellos callejones de mala muerte. Nadie le miraba y él a nadie quería mirar, ya que tenía claro que a la persona que buscaba no la encontraría en la calle sino en un edificio y no un edificio cualquiera.
Cruzo la esquina cogiendo la curva con mucha velocidad aunque no tenía prisa, y cuando tras varios minutos de viaje, por fin llegó al lugar acordado, salió de su coche, flamante como siempre, saco un cigarrillo el cual encendió con su zippo dorado y siguió su camino por los estrechos callejones con paso lento pero firme, y las manos dentro de los amplios bolsillos su gabardina.
Ante sus ojos se alzó repentinamente un edificio enorme que destacaba de los demás, adornado por completo con placas de metal en los cuales podías incluso reflejarte si te acercabas. Se dirigió rápidamente a la entrada del descomunal rascacielos, le dio una última calada a su cigarro antes de lanzarlo al asfalto. Y entró por la puerta, que ya estaba abierta .
Una vez dentro, Doc le echó un vistazo a la sala, fijándose en cada detalle: las paredes blancas adornadas con cuadros de estilo moderno, las sillas también modernos de estilo minimalista, las máquinas de agua… no vio nada sospechoso por lo cual se dirigió a la recepción, donde una mujer vestida con uniforme estaba hablando a uno de los clientes.
-hola- dijo Curry a la atareada recepcionista.
-¿en que puedo ayudarle caballero?- le pregunto a forma de saludo con una sonrisa en el rostro.
- Señora, atiéndame a mi primero, estaba antes- interrumpió un señor trajeado que parecía enfadado.
El detective, espero mientras la muchacha lo despachaba y aprovechando la espera, echó una ojeada a la placa pequeña que llevaba la recepcionista en el pecho. No le costó mucho ver su nombre en letras mayúsculas “MARDIT FLIM. TERESA”.
-lo siento señor, dígame que necesita- Dijo Teresa tras terminar de hablar con el otro hombre, que en esos momento acababa de marcharse con su maletín por la izquierda .Lo que hizo deducir a Doc que por ese camino se iba a los ascensores, ya que el susodicho no parecía tener ánimos de subir los pisos del rascacielos andando.
-hola, ¿me podría decir donde trabaja la señorita Claris?- saludo tras inventar aquel nombre sobre la marcha.
- lo siento, no hay ninguna Claris aquí.- contestó.
- ¡Oh! un momento, yo te conozco. ¿No te acuerdas de mí Teresa?- preguntó Curry mientras trazaba un plan improvisado.
- pues…no, lo siento, ¿le conozco?- preguntó ella dudosa.
- Pues claro. Mardit , tu padre, es un gran amigo mío- mintió.- ¿no sabía que trabajabas aquí?-

- pues yo no sabía que mi padre tuviese un amigo al que le interesase la venta de cosméticos - comento ella ahora muy seria-. Doc empezó a darse cuenta de que su plan surtía efecto.
- Pues la verdad, no me interesan los cosméticos, lo que verdaderamente me interesa es ver a Clara, me resulta extraño que no este, debería hablar con…- empezó a decir el detective a sabiendas de que no había ninguna Clara por allí. Pero la chica lo interrumpió.
- la jefa… ¿necesitas hablar con la jefa? Ahora está ocupada lo siento vuelva usted más tarde.- tartamudeó ella. El detective parecía contento, ya tenía la información necesaria: El rascacielos era la sede de una marca de cosméticos. Aunque el hecho de que no hubiese ningún cartel en el exterior lo hizo sospechar, y la segunda pista era que la jefa tenía atemorizados a sus empleados. Todo indicaba que aquello era una tapadera y que había algo detrás de todo esto que le ponía la piel de gallina.
- En ese caso, me voy, dale recuerdos a Mardit-. Dijo el detective y con un movimiento de la mano se despidió.
Salió por la puerta sin mirar atrás, con paso lento pero firme, con varias sospechas en la cabeza que durante días le quitarían el sueño, y una sonrisa de ceja a ceja.
Saco las llaves y se acercó a su flamante Ford-Mustang antiguo, al girar el contacto el motor rugió suavemente, acelero y siguió su camino por las calles adornadas con suciedad, prostitución y carteles con letras de neón, aquellos callejones de mala muerte de nuevo no le impresionaron, pues tenía un caso entre manos y no había tiempo que perder.

CAPITULO 3


Eran aproximadamente las tres de la madrugada en las desiertas calles de la ciudad, el detective se vio obligado a deducirlo pues el dorado reloj que colgaba de su muñeca no funcionaba.
Ni un alma seguía sus pasos y eso le tranquilizó, introdujo sus manos en los amplios bolsillos de su gabardina y jugueteo con las llaves de su coche, el cual en estos momentos descansaba en un parking tres calles más abajo.
Decidió tomar un paseo para ordenar sus ideas y archivar la información. Pronto se inmerso tanto en sus pensamientos, que su ajetreada mente le hizo perder el sentido de la orientación y comenzó a vagar sin rumbo, hasta que unos pasos rompieron el silencio de la noche y le despertaron de su letargo.
La curiosidad le obligo a mirar al escaparate de su izquierda, donde, reflejado en el cristal, se podía ver el cuerpo completo de una muchacha: joven, de de ojos verdes y cuyos alborotados cabellos rojizos caían en forma de cascada por los pliegues de su vestido, que era del mismo color de su pelo.
- ¿tienes fuego?- le preguntó con una voz aterciopelada, que para los oídos del detective, parecía un canto angelical y que combinado con el embriagador aroma de su perfume le hizo temblar mientras sacaba su zippo y le encendía el cigarro que tenía en la boca.
Le dio una calada y le echó el humo en la cara a Kenshin, el rostro de la chica se iluminó con la luz del mechero y dejó ver sus facciones perfectas, el rímel que ahora manchaba su cara la delataba, y era fácil intuir que hacía poco que había llorado.
Siguieron caminando, y de tanto en tanto, ella le daba una calada su cigarro. El silencio tan solo roto por el sonido de sus zapatos, provocaba una inquietud notable en el detective que se vio obligado a hablar
- me llamo… Doc -.
La chica le miro con una media sonrisa en el rostro
- yo me llamo Luna -.
Curry no se dio cuenta de que acababan de parase hasta que la chica se le acerco lentamente y lo beso en los labios con ternura, mientras le susurraba al oído:
- Adiós… Doc -.
Luna, dio la vuelta y salió casi corriendo en dirección al paso de peatones, dejando tan solo una colilla manchada de carmín. Cuando Doc la perdió de vista, saco una bolsa hermética y con unas pinzas guardo la muestra, algo en su interior le impulso a seguirla, pero tenía claro que a esa chica le pasaba algo:
1º nadie habla con un tipo en una calle oscura y menos si eres una chica guapa
2º ninguna chica va sola en esta ciudad
3º nadie llora sin razón, y todo indicaba a que algo malo pasaba, Pero… ¿qué?
Doc, prosiguió el camino a su apartamento dándole vueltas a esas 3 cuestiones y cuando por fin llegó, hundió la llave en la cerradura y entro, la habitación olía a azufre, y estaba desordenada por completo. Dejo gabardina y sombrero encima de la tele de mala manera, se aflojo el nudo de la corbata y la tiró al suelo mientras se acercaba a la cama, desabrocho su camisa y la dejó sobre el edredón mientras se tiraba encima de la mullida cama.
No tardó mucho en dormirse, aunque aun en sueños, aquellas preguntas le invadieron y le provocaron pesadillas, unas pesadillas a las que ya estaba demasiado acostumbrado.

el publico se impacienta sazuka !!! xD